I
Mantén
fuera el invierno,
que
tu voz se pose en mi oído.
Tráeme
a tu costado
desde
las ramas de los vientos
donde
queda toda tristeza.
II
Encontremos
la tarde
que
la memoria abriga
y
que el norte cambie
por
tu palabra,
cuando
lo quieras.
Porque
eres tú
en
mis manos
materia
indeleble
hasta
los huesos.
Y
nada hay sin ti
entre las voces.
III
Descansa
aquí el sol
que te sigue.
Sorprende
a los días que vendrán
con tu presencia toda.
Lerena / 2015
(Imagen: Pintura de Aldo Balding)
Un hermoso poema, querido Javier, que invita a caminar en compañía, a guarecer la intemperie entre la belleza. Un fuerte abrazo de lunes con lluvia.
ResponderEliminarQuerido José Luis. Muchas gracias por tu amable opinión. Como siempre, tus comentarios son valiosos y bienvenidos en este pequeño blog. Un fuerte abrazo también para ti.
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